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La querían, la quieren

Hoy es el aniversario de la muerte de Evita y yo quiero contar una historia que me acerca a ella, que poco tiene que ver con la política y mucho con la fe.

Un día como hoy, fue otra vez ese día. Ya había pasado -en los últimos meses- por 3 intervenciones en los ojos y estaba de camino a la cuarta. Quilmes, ya tenía para mí una connotación de desgracia que era muy difícil de desandar. Significaba de nuevo incertidumbre, mucha incertidumbre.

En lo único que podía pensar era en que esta tenía que ser la última. No había lugar para otra más. No sabía si me iba a bancar otra más.

Arrancamos el viaje y yo iba medio sedado, para llegar tranquilo a la operación. Que te pongan anillos adentro de los ojos suena mucho más de ciencia ficción de lo que en realidad es. No fue nada agradable y llevó cuatro operaciones que se queden ahí.

Cuando viajas para Quilmes, se va por la 9 de julio. Y si vas por la 9 de julio, pasas por el Edificio del Ministerio de Obras Públicas. A lo mejor te estás preguntando cuál es. Para reconocerlo solo tendría que decirte que es el edificio que tiene a Evita inmortalizada.

Pasamos por ahí y, de reojo, la vi. Por esas cosas que uno tiene en la cabeza desde siempre, me acordé que era el aniversario de su muerte y me salió, casi como una plegaria, pedirle que me acompañara y me tirara un centro para que salga todo bien.

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"Nadie sino el pueblo me llama Evita".

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Para muchxs es la santa de lxs desposeídxs, la patrona de lxs humildes, y ese día era su día. No soy creyente, nunca lo fui. Pero ese día necesitaba creer que las cosas iban a salir bien sí o sí, por obra divina. No tenía nada que perder.

Me operaron por cuarta vez. Capaz eso no quiere decir mucho para vos, pero era la continuidad de los meses sin ver bien, sin terminar con las molestias, del dolor, de la incertidumbre y del miedo. Esta era la última, tenía que ser la última.

Un mes después volví al control. Todo estaba bien. Desde entonces voy a control dos veces por año y sigue todo bien.

El año pasado, en mi primer aniversario de la última operación, le llevé flores para Evita a Recoleta. Este año no pude, por la pandemia. Pero estaría ahí, rindiendo mi tributo.

¡Viva el cáncer! escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires.
La odiaban, la odian los bien comidos: por pobre, por mujer, por insolente.
Ella los desafía hablando y los ofendía viviendo.
Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos.
Evita se había salido de su lugar.
La querían, la quieren, los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían…

Eduardo Galeano
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Cómo me convertí en programador

En el año 2006 era un flamante estudiante de Ingeniería en Sistemas, tenía promedio de 9.5 y no me costaban los temas, pero si me costaban los profesores. En junio de ese año decidí que no quería ser una persona que hablaba de las demás personas como si fueran números y letras (ahora sé que existen ingenieros que no son así). Me fui un día de la facultad y no volví nunca más. Voy a confesar que las clases de dibujo técnico los viernes de 21 a 23 también tuvieron algo que ver.

Mientras tanto, trabajaba en un espacio de rehabilitación de adicciones dando talleres de computación para jubiladxs y para las personas en tratamiento. Esto siempre me gustó y lo disfruté mucho, lo que no compartía era la metodología de trabajo con las adicciones y eso me generaba bastantes problemas con el director.

La propuesta

En julio, un amigo vino a mi casa a proponerme que hiciéramos una revista. La idea era homenajear a nuestra banda favorita (Patricio Rey y sus redonditos de ricota) en el aniversario de su último recital, el 4 de agosto. Como tenía libre las horas de cursado, dije que si (todavía tengo el no difícil cuando las cosas me parecen divertidas y desafiantes). La idea era que, como yo tenía buen manejo de la compu, la diseñara (qué tendrá que ver) y, además, escribiera parte de los contenidos. Él y otro amigo también iban a escribir.

Nos pusimos a averiguar en imprentas y nos topamos con la realidad de que no había ninguna posibilidad de hacerla sin conseguir plata, cosa que no teníamos ninguna posibilidad de conseguir.

En ese momento parecía que la idea iba a morir ahí, hasta que les dije “me animo a hacerla en la web” y los dos me miraron con cara de “¿qué dice este pibe? Está loco”. Les conté que cuando era pibe hacía (intentos de) páginas en HTML de lo que hoy llamaríamos memes de los Simpsons: Juntaba todas las imágenes de la serie que encontraba y las iba acumulando y organizando bajo las famosas “marquesinas” de Front Page (textos animados). Un asco.

El comienzo de algo

Lo que queríamos hacer ahora era mucho más ambicioso y desafiante. Mientras ellos buscaban la ficha técnica de los discos, fotos y todo lo que tenía que ver con el contenido; yo leía, buscaba en foros, probaba, rompía todo, volvía a probar y aprendía.

Después decidimos sumar algunas notas más porque nos parecía que el contenido se quedaba corto, así que necesitábamos ampliar las posibilidades de la web. Había que hacer una doble estructura. Seguimos para adelante a contra reloj.

Le pusimos nombre y diseñé un logo (no pueden comentar sobre el mismo cuando lo vean), conseguí armar una estructura que nos servía para todo, probamos con el contenido real y al final, el 4 de agosto del 2006, pusimos online el número 00 de la Revista Jamming (por favor, véanla porque todavía me parece mentira).

Pasé un mes durmiendo dos o tres horas por día, pero valió la pena. La Jamming estaba viva gracias al HTML (sobre todo las tablas), el CSS y al amor (y a la limada de cabeza que un adolescente puede pegarse por su banda favorita). La hicimos circular y tuvimos muy buenas respuestas.

En septiembre no dio para más la situación en el trabajo. Le dije todo lo que pensaba a mi jefe y me fui, también para no volver.

Ahora estaba sin estudiar, sin trabajar y, por ende, sin plata. En esos tiempos, lo que más me gustaba y en lo que me gastaba todo el sueldo era en ir a ver bandas de rock, es todavía la música que escucho todos los días, y ya no tenía forma de seguir yendo.

Buscando respuestas se crece

Después de pensar bastante, me di cuenta que en todos los recitales hay algunas entradas que son gratuitas. Invitaciones y entradas de prensa. Resulta que teníamos un medio digital, cosa poco común y poco reconocida por esos tiempos, así que empecé a escribirle a todas las productoras y bandas a las que tenía acceso para que acreditaran a la Jamming como prensa. Para eso necesitábamos mejorar la web y a eso me dediqué desde entonces.

Ese año, nos llevaron de invitados varios amigos músicos. También empezamos a trabajar haciendo campañas de prensa para una banda que era conocida y eso nos permitió meternos en el ambienta. Las crónicas que escribíamos y las fotos que sacábamos para la Jamming (acá puse algunas de las mejores), eran muy populares y teníamos muchos lectores.
En el verano del 2007, Nueva Tribu (la productora más grande del interior del país) nos acreditó para ir a cubrir el Cosquín Rock. Desde ese día, se nos abrieron las puertas en todos lados.

Gracias a la Revista Jamming, descubrí las dos grandes pasiones de mi vida: la Comunicación y la Programación.

Entre el 2006 y el 2009, fui a más de 200 recitales acreditados y aprendí HTML, CSS, Flash, ActionScript, PHP y MySQL para mejorar siempre la revista. Desde el 2009, cuando creamos Lunestudio, desarrollamos más de 300 proyectos web y seguí aprendiendo.

Ahora sé lo que estás pensando y la respuesta es: sí, me hice programador para ir a recitales gratis.

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¿Por qué les quieren cortar las alas?

Atrapados en el ojo de un huracán,
los niños pájaros no pueden volar,
los atrapa, los enreda, los golpea,
los maltrata, los destruye, los censura.

Cuando alguno logra escapar,
una ráfaga lo sale a buscar
y de nuevo lo trae,
junto con todos los demás.

Algunos luchan y luchan sin parar,
ansioso por algo de libertad,
y aunque saben que nunca la conseguirán,
no pueden para de soñar.

Una noche el más valiente se escapó,
y el viento no lo alcanzó.
Huyó huyó y huyó,
hasta que el sol se lo encontró.

“¿A dónde podrás volar,
si del viento te escapas?
No tenés otra opción,
que escuchar a tu corazón”.

El pájaro pensó y pensó,
hasta que en la noche decidió.
El huracán había que enfrentar,
para la vida poder cambiar.

Juntó coraje y volvió,
a donde el viento lo dejó.
De frente lo encaró
y la batalla comenzó.

Al principio fue difícil,
pero pasó algo inverosímil,
los demás pájaros quisieron volar
y juntos se pusieron a luchar.

El más valiente empezó a caer,
orgulloso por morir de pie.
En la picada pudo ver,
que su sueño comenzaba a nacer.

La pelea prosiguió,
y mucha sangre se derramó,
pero cuando se terminó,
un pájaro libre al fin voló.

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Cuarentena: 45 días

Hoy se cumplen 45 días desde que empezó mi cuarentena y, aparentemente, va a seguir por bastante tiempo más.

Eso quiere decir que hace 45 días que no existe la normalidad, que la gran mayoría de la población mundial se vio obligada a adaptarse a condiciones que le son completamente extrañas y ajenas. Somos seres sociales, justamente porque gran parte de lo que nos constituye son los vínculos con lxs demás.

El encierro obligatorio, incluso en los casos en los que es una dinámica que no nos resulta tan extraña, nos obligó a cambiar nuestra forma de relacionarnos, nos obligó a ser creativos en encontrar formas de sobrellevarlo, nos obligó a construir un afuera desde el adentro.

Una de las cosas cruciales, es comprender que no hay algo que está bien o algo que está mal para poder llevar esta etapa adelante. Que las cosas que les sirven a unxs, no les sirven a otrxs y que la forma de tolerar la cuarentena depende de la subjetividad de cada persona.

No hay recetas universales en la cuarentena, pero podemos compartir las experiencias

Ideas para la Cuarentena

Creo que, en este tiempo, todo lo que antes era un «permitido» tienen que ser parte de la nueva normalidad. Todo lo que nos haga bien para poder aguantar, lo tenemos que hacer. Por eso quería compartir algunas cosas que cambié desde que arrancaron estos días y que me sirven en el día a día:

  • No usar despertador. Trato de que el cuerpo descanse lo que sienta que es necesario descansar. También me doy permiso de acostarme más tarde si estoy haciendo cosas que disfruto o me distraen y cambié el eje ordenador de los tiempos que es el trabajo, por el eje del bienestar. Sin dejar de cumplir con mis obligaciones, priorizo los tiempos del bienestar y no los de la productividad.
  • Elongación de lumbares. Todos los días me levanto y hago una serie de ejercicios (de no más de 10 minutos) para elongar la espalda. Desde que la cuarentena comenzó, cambié las salidas diarias, las caminatas y los trayectos a las reuniones por estar sentado infinitas horas. Eso me dio muchos dolores de espalda las primeras semanas y, como casi siempre, encontré una solución en YouTube que validé con un amigo fisioterapeuta. Cambió mucho mis días para bien esto, así que lo adopté como un nuevo habito.
  • Meditar. Las personas que me conocen seguramente se sorprendan al leer esto, pero un día dije «No creo que me sirva, pero voy a probar». Ahora medito a la mañana antes de levantarme y a la noche antes de dormir. Hago una meditación guiada que dura 9.38 minutos y sirve para relajarse y focalizarse en las cosas sobre las que si podemos influir (Una pandemia mundial no es una de esas cosas). De una forma muy sorprendente para mí, esta nueva actividad me ayuda a pasarla mejor y enfocarme en inventar soluciones en lugar de concentrarme en las limitaciones que implica el encierro. Acá les dejo la app que uso.
  • Hacer terapia. Hacer terapia, sin importar las nuevas formas, es clave para la vida misma. Poder hablar de lo que sentimos, pensamos y analizarlo es una de las mejores formas de ponerle perspectiva a todos los temas. No solo durante la cuarentena.

Para cerrar, quiero decir que este post es una clara representación de una persona que tiene resuelta en una medida bastante importante la subsistencia. Si la supervivencia depende de salir a ganarse la comida en la calle, no hay encierro que valga. No hay forma de tolerar la cuarentena. Comprender y empatizar, en estos casos, es no ponernos en el lugar de juez y verdugo.

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Google Meet libre y gratuito

Para entrar en la batalla de las videollamadas, desde la próxima semana #GoogleMeets será gratuito para todxs lxs usuarixs.

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Unorthodox, un grito de libertad

Unorthodox es una serie que nos habla de la libertad, de lo duro que puede ser el proceso de conseguirla y de todo lo que la sociedad puede poner sobre nuestros hombros por el simple hecho de intentarlo.

Esta imagen resume eso. Es el momento en el que Esty (Shira Haas), la protagonista, decide que no hay vuelta atrás y que va a luchar por ser libre. A lo largo de la historia tendrá miedo, presión y dudas, pero este punto de inflexión está representado tan gráficamente que es ineludible saber que llegará hasta el final.

Si bien Unorthodox está basada en la historia de una comunidad judía súper vinculada al holocausto y, por supuesto, extremadamente ortodoxa, la historia de Esty es la historia de todxs lxs que intentaron romper con los mandatos sociales, con lo predestinado, con lo que la cultura tenía fijado para ellxs y eso lo vuelve una historia universal.

No quiero spoilear la serie, así que no voy a profundizar en el tema, solo quiero recomendar fervientemente que la vean y que no dejen de poner el ojo en este eje.

Un poco más

Para lxs que ya la hayan visto, les comparto algunos materiales que me parecieron buenísimos:

Trailer oficial

Esty cantando «Mi Bon Siach»

5 preguntas que nos dejó Unorthodox

Preguntas a un miembro de la comunidad Satmar, sobre momentos que representan la cultura de esta comunidad en la serie.

Bonustrack: 7 preguntas más que nos dejó Unorthodox

Entrevista a Deborah Feldman

La historia de Esty, esta basada en la autobiografía de Deborah Feldman, acá les dejo una entrevista a ella.

The making of Unorthodox

El backstage de la serie con entrevistas a lxs protagonistas.